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El deseo de mejorar la calidad en la relación...

Hay parejas que parecen haber nacido el uno para el otro, y sin embargo se separan. Sin que haya habido una pelea, sin causa aparente, sin una discusión, uno de los dos se aleja y el vínculo queda escindido. Quizás sea hora de pensar por qué las cosas suceden de este modo, sobre todo si es una experiencia que se repite.


¿Es difícil comunicarse? Todo parece ir bien hasta que hace acto de presencia algún enfado y se empieza a complicar la vida hasta que uno se siente mal. A partir de este momento, numerosas mujeres se quejan de que los hombres nunca tienen ganas de hablar y ellos se defienden diciendo que las mujeres son muy iterativas. En realidad solo somos diferentes, hay que tener en cuenta que el 80% de la comunicación es no verbal, hablar no es comunicar. La clave que favorece la comunicación es la paciencia, el control emocional, la capacidad de escucha y al mismo tiempo transmitir tranquilidad.  

En primer lugar indicar que pretender hablar con la pareja cuando  la otra persona   no está en condiciones de escuchar resulta tan inútil  como contraproducente, porque lo único que se consigue es alimentar la carga negativa, el distanciamiento y las diferencias aumentan. Permanecer callados en algunas ocasiones es la mejor de las respuestas aunque para las mujeres  el silencio  puede ser interpretado como un desafío. ¿Qué se adelanta cuando se pretende que alguien de su brazo a torcer?, ¿será para qué reconozca su error?. Para respetar a su pareja y ser sensato tiene que estar tranquilo para establecer la vía de comunicación, adoptar una actitud cercana y relajada que le permita al otro conectarse sin necesidad de humillarse. La generosidad es dar a la pareja una actitud relajada en los momentos de tensión y brindar una sonrisa en lugar de mostrar crispación. La generosidad es no pasar facturas innecesarias y  en último lugar no perderse el respeto, ni la valoración, ni la identidad. En una discusión acalorada se termina con reproches cruzados y sentimientos de mutua incomprensión, suele perder quien más habla. 

En segundo lugar hay que tener en cuenta que el cerebro del hombre es distinto al de la mujer, puesto que todo el cerebro femenino se involucra en el habla. El cerebro masculino está mucho más lateralizado que el femenino, es decir, cada hemisferio está destinado a realizar exclusivamente  ciertas tareas. Estudios cerebrales muestran que en el hombre sólo el hemisferio izquierdo interviene en el lenguaje, mientras que la mujer usa ambos lados. Este es el resultado de que mientras los hombres cuando hablan informan, las mujeres cuando hablan interactúan. Se puede seguir siendo diferente y aprender a comunicarse adecuadamente a través de la escucha activa, con una actitud atenta, cercana, paciente, sin realizar un gran discurso y al mismo tiempo crear un clima de confianza y cariño.  

En las relaciones de pareja cuando se adopta el papel de  víctima, este impide realizar una búsqueda  para encontrar la mejor solución; porque entonces ocurre todo lo contrario, se agranda el problema a tratar, se elimina una expectativa realista y en ese momento la persona se muestra incapaz de valorar el afecto de su pareja porque en general se presta atención solamente a sus carencias; si además se considera que su pareja no tiene derecho a ninguna intimidad personal y le culpa de forma continua de los problemas, esto le aleja de ver los sentimientos positivos y de la seguridad que ambos tenían antes. 

En último lugar hay que tener en cuenta que la confianza produce seguridad, la seguridad estabilidad, la estabilidad serenidad y la serenidad genera de nuevo confianza. Por lo que si se comporta de forma amable, cercana y agradable, sin duda las dificultades se harán casi inexistentes, ¡inténtelo!, es una meta para mejorar la calidad en la relación de pareja.

Dra. Silvia Navarro Ferragud